Habitar la Tierra Baldía
Todo proyecto creativo implica, en sus comienzos, el desafío de habitar la Tierra Baldía, ese lugar inhóspito donde sopla el viento de la desgracia y la vista no alcanza a otear más que llanuras polvorientas. Al menos, así es como ocurre en mi experiencia, y en esta ocasión no ha sido diferente: hace ya más de tres meses que alumbré este espacio y he pasado la mayor parte del tiempo envuelta en la incómoda sensación de vagar por un terreno pedregoso e infértil.