Categoría Cuerpo de mujer

El rito de todos los veranos

Desde mi más tierna adolescencia, el comienzo del verano ha estado asociado a un rito ineludible que, año tras año, me he visto obligada a realizar con abnegación: depilarme. Una vez culminado el sacrificio, ya sea a finales de mayo o a mediados de julio, obtengo a cambio el permiso social para disfrutar de ciertos privilegios veraniegos, como ponerme camisetas de tirantes y pantalones cortos, o exhibir mi cuerpo semidesnudo en lugares públicos, con el objetivo principal de tomar el sol y bañarme.

Canas

No son las primeras. Antes de ellas hubo otras: en la cabeza, en las cejas, en el pubis. Las contemplé curiosa, las arranqué con saña, corrí desnuda a enseñárselas a mi mujer. Eran tan solo ensayos que mi cuerpo llevó a cabo a lo largo de los años. Las de ahora, sin embargo, constituyen el preludio de una gran obra. Han venido para quedarse y solo pueden ir a más.