Tala y quema
Tu llegada al mundo prendió la mecha que consumió mi vida tal y como la conocía. Aquella primera chispa se transformó de improviso en un virulento incendio que lamió cada rincón de mi existencia. Durante un tiempo que me pareció eterno, mis pies no encontraron más reposo que una gruesa alfombra de cenizas y rescoldos brillantes.